Tipos
de manifestaciones psicológicas y psiquiátricas que pueden darse en las
enfermedades reumáticas.
Las enfermedades
reumáticas son muy complejas, y los factores que influyen en su aparición son
múltiples.
Las diferentes
manifestaciones reumáticas son:
·
Reumatismo
psicógeno
El reumatismo psicógeno se divide en tres:
ü
Tipo puro:
es el trastorno de somatización incluido en el DSM-IV-TR. Se produce un
desplazamiento de la angustia desde lo psíquico a lo corporal. Son pacientes
que “les duele todo”. El objetivo terapéutico será desvelar el conflicto
psíquico subyacente y tratarlo.
ü
Tipo
sobreañadido: la persona tiene una enfermedad mental, y otra enfermedad
reumática, pero no hay una relación fisiopatológica entre ambas patologías.
ü
Tipo
residual: dolor que no se explica de forma biológica, y que aparece como
secuela de una lesión en el aparato locomotor.
·
Manifestaciones
secundarias frente a las secuelas de la enfermedad reumática
Hay un antes y un después del diagnóstico de una
enfermedad reumática. La vida del paciente se verá condicionada con este giro
en su vida. Se produce una pérdida, y el paciente se tiene que adaptar a su
nueva vida.
El sujeto puede
presentar cansancio físico, pérdida de energía, fatiga, dolor, pérdida de
movilidad y de agilidad. Debido a ello, es habitual que aparezcan reacciones
emocionales de depresión, ansiedad,…
·
Manifestaciones
psiquiátricas consecuencia de la afectación directa del Sistema Nervioso
Central
Algunos reumatismos pueden causar otros trastornos
afectivos orgánicos, delirium,… los cuales provocan un deterioro cognitivo en
el sujeto. Hay que diferenciarlo de la ansiedad o depresión como trastorno
mental.
La Fibromialgia y las características psicológicas que
presenta.
La fibromialgia
es una enfermedad reumática que se caracteriza por dolor músculo esquelético
difuso y crónico, cansancio y problemas para conciliar el sueño. El 75% de las
personas diagnosticadas son mujeres, y en edades comprendidas entre los 12 y 45
años.
Hasta el momento, no se han encontrado
marcadores biológicos o químicos para diagnosticar la enfermedad. Los criterios
que se utilizan son subjetivos, y diagnóstico diferencial con otras
enfermedades. Son los siguientes:
·
Dolor difuso durante al menos tres meses. Se
considera dolor difuso cuando afecta a ambos lados del cuerpo, por encima y
debajo de la cintura, y al esqueleto axial.
·
Palpación dolorosa en 11 de los 18 puntos
posibles. La palpación debe realizarse con un dedo y la presión aproximada de 4
kg. El paciente debe referir dolor.
·
Ausencia de sueño reparador
·
No se han encontrado causas biológicas que
justifiquen estos síntomas.
Otros síntomas
que pueden aparecer son: cansancio o astenia, parestesias, cefaleas,
dismenorrea, rigidez, dificultad para concentrarse, ansiedad e irritabilidad,
cambios bruscos de humor, síntomas depresivos.
El
comportamiento ante el dolor es diferente en los enfermos de fibromialgia que
en otros pacientes con dolor crónico, por lo que la psicopatología es anterior
al dolor, y no secundaria a éste. Estas características son las siguientes:
sensación de mala salud, pesimismo, catastrofismo, apatía, desánimo,
desinterés, relación psicosocial y familiar deficitaria (familiar aglutinadas,
sobreprotectoras), trastornos de relación sexual, irritabilidad, altos grados
de incapacidad.
La
fibromialgia puede ir asociada a diferentes trastornos mentales:
·
Trastornos
conversivos. Puede haber una relación de fibromialgia-trastornos
conversivos.
·
Depresión.
Los antidepresivos suelen disminuir los dolores de los pacientes con
fibromialgia. Y se ha visto que al aumentar los síntomas depresivos aumenta el
dolor. Se debe valorar posibles síntomas depresivos, y su forma de expresarlos
y hacerlos frente.
·
Síndrome de fatiga crónica. Los pacientes con
fibromialgia pueden tener cansancio extremo. Se ha relacionado la fibromialgia
con familias aglutinadas, sobreprotectoras, rígidas, y que evitar los
conflictos con los demás. Al inhibir su ira, ésta se puede canalizar a través
de dolor en el cuerpo.
Los pacientes
con fibromialgia suelen ser muy sobreexigentes consigo mismos, muy responsables
y hacen más cosas de las que le corresponden por su rol. Debemos buscar el
conflicto psíquico no resuelto y tratarlo.
Intervención
psicológica con pacientes con Artritis Reumatoide.
La artritis
reumatoide es una enfermedad autoinmune y de curso crónico. Los pacientes con
artritis, a menudo pasan por una serie de fases hasta que finalmente acaban por
aceptar la enfermedad. Primero sufren un gran impacto psicológico al recibir el
diagnóstico de artritis reumatoidea, que puede incluso llegar a desorientar al
paciente en el tiempo y el espacio. Pasado esto el paciente empieza a rechazar
la existencia de la enfermedad utilizando para ello diferentes mecanismos de
defensa como la negación, la racionalización, el desplazamiento, etc.
Transcurrido un
tiempo el enfermo comienza a interiorizar sus sentimientos y a reconocer la
existencia de la artritis. Es frecuente que en esta fase aparezcan estados
depresivos que ayuden al paciente a expresar sus sentimientos y a partir de ahí
llegar a reconocer la enfermedad y empezar a tratarla.
La concepción psicodinámica de las
enfermedades de tipo autoinmune tienen un componente paranoide y masoquista, en
lo que refiere a la propia destrucción del cuerpo y la confusión que se genera
en éste.
Debemos evaluar
la alexitimia porque puede ser una de
las causas del inicio y/o exacerbación de la enfermedad. Debemos enseñar al paciente a identificar y a
expresar sus sentimientos.
Osler afirmaba
que la causa de los reumatismos era el sentimiento de culpa. Debemos explorar
esa emoción, las tensiones internas y
valorarla en nuestro paciente.
La aparición de
la artritis reumatoide suele ir asociada con pérdidas significativas, y luego
reflejan de manera simbólica sus síntomas en el cuerpo. La enfermedad le puede
provocar deformaciones en las articulaciones, y añadido a esto suelen sufrir
distorsiones de su propia imagen corporal, que tiene relación con la
dismorfofobia.
Suelen ser
personas que inhiben y reprimen su agresividad y hostilidad. Se debe ayudar a
canalizar de forma adecuada estos sentimientos, que se van acumulando en su
cuerpo.
Suelen ser
personas que les afecta mucho la evaluación negativa, muy sensibles al “qué
dirán”.
Los pacientes
con artritis reumatoide suelen tener un Super
Yo muy rígido, al igual que sus articulaciones, y mucha dificultad para
disfrutar. El tratamiento irá dirigido a flexibilizar su Super Yo y que sean
capaces de gozar más de la vida misma. Para ello, debemos averiguar el
conflicto inconsciente que subyace a su problema, conectando sus aspectos
pasados con su presente y su enfermedad, y haciendo su historia de vida.
Suelen ir
asociados cuadros depresivos, que deben ser tratados para facilitar un mejor
ajuste con la enfermedad.