jueves, 21 de febrero de 2013

ENFERMEDADES REUMÁTICAS Y PERSONALIDAD


       Tipos de manifestaciones psicológicas y psiquiátricas que pueden darse en las enfermedades reumáticas.

Las enfermedades reumáticas son muy complejas, y los factores que influyen en su aparición son múltiples.

Las diferentes manifestaciones reumáticas son:

·         Reumatismo psicógeno

El reumatismo psicógeno se divide en tres:

ü  Tipo puro: es el trastorno de somatización incluido en el DSM-IV-TR. Se produce un desplazamiento de la angustia desde lo psíquico a lo corporal. Son pacientes que “les duele todo”. El objetivo terapéutico será desvelar el conflicto psíquico subyacente y tratarlo.

ü  Tipo sobreañadido: la persona tiene una enfermedad mental, y otra enfermedad reumática, pero no hay una relación fisiopatológica entre ambas patologías.

ü  Tipo residual: dolor que no se explica de forma biológica, y que aparece como secuela de una lesión en el aparato locomotor.

·         Manifestaciones secundarias frente a las secuelas de la enfermedad reumática

Hay un antes y un después del diagnóstico de una enfermedad reumática. La vida del paciente se verá condicionada con este giro en su vida. Se produce una pérdida, y el paciente se tiene que adaptar a su nueva vida.

 El sujeto puede presentar cansancio físico, pérdida de energía, fatiga, dolor, pérdida de movilidad y de agilidad. Debido a ello, es habitual que aparezcan reacciones emocionales de depresión, ansiedad,…

·         Manifestaciones psiquiátricas consecuencia de la afectación directa del Sistema Nervioso Central

Algunos reumatismos pueden causar otros trastornos afectivos orgánicos, delirium,… los cuales provocan un deterioro cognitivo en el sujeto. Hay que diferenciarlo de la ansiedad o depresión como trastorno mental.

 

La Fibromialgia y las características psicológicas que presenta.

La fibromialgia es una enfermedad reumática que se caracteriza por dolor músculo esquelético difuso y crónico, cansancio y problemas para conciliar el sueño. El 75% de las personas diagnosticadas son mujeres, y en edades comprendidas entre los 12 y 45 años.

 Hasta el momento, no se han encontrado marcadores biológicos o químicos para diagnosticar la enfermedad. Los criterios que se utilizan son subjetivos, y diagnóstico diferencial con otras enfermedades. Son los siguientes:

·         Dolor difuso durante al menos tres meses. Se considera dolor difuso cuando afecta a ambos lados del cuerpo, por encima y debajo de la cintura, y al esqueleto axial.

·         Palpación dolorosa en 11 de los 18 puntos posibles. La palpación debe realizarse con un dedo y la presión aproximada de 4 kg. El paciente debe referir dolor.

·         Ausencia de sueño reparador

·         No se han encontrado causas biológicas que justifiquen estos síntomas.

Otros síntomas que pueden aparecer son: cansancio o astenia, parestesias, cefaleas, dismenorrea, rigidez, dificultad para concentrarse, ansiedad e irritabilidad, cambios bruscos de humor, síntomas depresivos.

El comportamiento ante el dolor es diferente en los enfermos de fibromialgia que en otros pacientes con dolor crónico, por lo que la psicopatología es anterior al dolor, y no secundaria a éste. Estas características son las siguientes: sensación de mala salud, pesimismo, catastrofismo, apatía, desánimo, desinterés, relación psicosocial y familiar deficitaria (familiar aglutinadas, sobreprotectoras), trastornos de relación sexual, irritabilidad, altos grados de incapacidad.

La fibromialgia puede ir asociada a diferentes trastornos mentales:

·         Trastornos conversivos. Puede haber una relación de fibromialgia-trastornos conversivos.

·         Depresión. Los antidepresivos suelen disminuir los dolores de los pacientes con fibromialgia. Y se ha visto que al aumentar los síntomas depresivos aumenta el dolor. Se debe valorar posibles síntomas depresivos, y su forma de expresarlos y hacerlos frente.

·         Síndrome  de fatiga crónica. Los pacientes con fibromialgia pueden tener cansancio extremo. Se ha relacionado la fibromialgia con familias aglutinadas, sobreprotectoras, rígidas, y que evitar los conflictos con los demás. Al inhibir su ira, ésta se puede canalizar a través de dolor en el cuerpo.

Los pacientes con fibromialgia suelen ser muy sobreexigentes consigo mismos, muy responsables y hacen más cosas de las que le corresponden por su rol. Debemos buscar el conflicto psíquico no resuelto y tratarlo.

    Intervención psicológica con pacientes con Artritis Reumatoide.

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune y de curso crónico. Los pacientes con artritis, a menudo pasan por una serie de fases hasta que finalmente acaban por aceptar la enfermedad. Primero sufren un gran impacto psicológico al recibir el diagnóstico de artritis reumatoidea, que puede incluso llegar a desorientar al paciente en el tiempo y el espacio. Pasado esto el paciente empieza a rechazar la existencia de la enfermedad utilizando para ello diferentes mecanismos de defensa como la negación, la racionalización, el desplazamiento, etc.

Transcurrido un tiempo el enfermo comienza a interiorizar sus sentimientos y a reconocer la existencia de la artritis. Es frecuente que en esta fase aparezcan estados depresivos que ayuden al paciente a expresar sus sentimientos y a partir de ahí llegar a reconocer la enfermedad y empezar a tratarla.

 La concepción psicodinámica de las enfermedades de tipo autoinmune tienen un componente paranoide y masoquista, en lo que refiere a la propia destrucción del cuerpo y la confusión que se genera en éste.

Debemos evaluar la alexitimia porque puede ser una de las causas del inicio y/o exacerbación de la enfermedad.  Debemos enseñar al paciente a identificar y a expresar sus sentimientos.

Osler afirmaba que la causa de los reumatismos era el sentimiento de culpa. Debemos explorar esa emoción, las tensiones internas  y valorarla en nuestro paciente.

La aparición de la artritis reumatoide suele ir asociada con pérdidas significativas, y luego reflejan de manera simbólica sus síntomas en el cuerpo. La enfermedad le puede provocar deformaciones en las articulaciones, y añadido a esto suelen sufrir distorsiones de su propia imagen corporal, que tiene relación con la dismorfofobia.

Suelen ser personas que inhiben y reprimen su agresividad y hostilidad. Se debe ayudar a canalizar de forma adecuada estos sentimientos, que se van acumulando en su cuerpo.

Suelen ser personas que les afecta mucho la evaluación negativa, muy sensibles al “qué dirán”.

Los pacientes con artritis reumatoide suelen tener un Super Yo muy rígido, al igual que sus articulaciones, y mucha dificultad para disfrutar. El tratamiento irá dirigido a flexibilizar su Super Yo y que sean capaces de gozar más de la vida misma. Para ello, debemos averiguar el conflicto inconsciente que subyace a su problema, conectando sus aspectos pasados con su presente y su enfermedad, y haciendo su historia de vida.

Suelen ir asociados cuadros depresivos, que deben ser tratados para facilitar un mejor ajuste con la enfermedad.

 

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